La institución universitaria vive en el Ecuador tiempos de cambio -de crisis- y de esperanza.
Nuevas universidades se ponen en marcha y todas se ven sometidas a un exigente proceso de evaluación, algunas de cuyas consecuencias ya han sido comentadas en este blog.
El borrador de Régimen Académico del Consejo de Educación Superior se plantea suprimir el requisito de la tesis de grado (el debate está servido).
Los medios de prensa de Guayaquil deploran la situación de su universidad, que consideran extraviada (véase Expreso, 12 de noviembre de 2013: (http://expreso.ec/expreso/plantillas/nota_print.aspx?idArt=5282843&tipo=2)
Hay motivos para la preocupación, la esperanza y la polémica.
Ojalá este proceso –ilusionante y agónico- supere los escollos que lo estorban y conduzca a una reformulación de las estructuras universitarias ecuatorianas, que permita:
1) la profundización en el conocimiento,
2) un avance sustantivo en la investigación y en las capacidades crítica y analítica,
3) un compromiso social que comporte el acceso a la enseñanza media y superior de todas las inteligencias capaces, sean cuales sean las condiciones sociales y económicas,
4) y la conciencia de que no sólo las enseñanzas científicas y tecnológicas sirven para cimentar una sociedad moderna, capaz de plantar cara a ideologías que atienden sólo a la productividad y a los ‘valores’ del mercado: las ciencias sociales y las humanidades tienen mucho que decir.
MANUEL FERRER 