MANUEL FERRER

Blog personal de Manuel Ferrer Muñoz


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Vientos del pueblo

En tiempos de cobardía y de renuncia a la lucha por un ideal –aspiración tachada de quijotesca por los que ya están de vuelta, que son casi todos, incluidos los más jóvenes-, enciende el ánimo la lectura de estos versos viriles de Miguel Hernández, que suenan aún con mayor brío en la interpretación de Los Lobos, uno de los grandes grupos musicales folk españoles de los años setenta:

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

Texto completo: http://www.poesi.as/mh36020.htm

Con música de Los Lobos: http://www.youtube.com/watch?v=S_eCxn-MQBY


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Así escribe un alumno de la Universidad de Colima

Nada nuevo en la Universidad que existan amenazas para los profesores o que se den arbitrariedades en esta casa de estudios. Tan sólo basta ver cómo ocurrió la elección del nuevo rector (agosto 2012) que inició funciones el 1 de febrero 2013. Les paso el enlace del vídeo para que ustedes mismos comprueben lo que se vivió ese día: http://www.youtube.com/watch?v=3FRyl3zd7K4

Lo más grave es la indiferencia de los profesores y estudiantes cooptados por Rectoría y la llamada Federación de Estudiantes Colimenses (FEC) que, lejos de estar con los estudiantes, trabaja en complicidad con la UdeC. Y ésa es precisamente una de las razones que dieron origen a Perriodismo (http://perriodismo.com.mx/2013/05/08/universidad-de-colima-abarrotes-segun-investigador/).

En cuanto a mí, soy estudiante de la Licenciatura en Comunicación. Ingresé en agosto de 2009, actualmente curso el último semestre de la carrera, y en un mes concluyo. Cuando ingresé a la carrera comencé a cuestionarme el porqué de las cosas en la UdeC y la FEC. Empecé a indagar y a investigar cómo funcionaba la institución.

Me di cuenta del total autoritarismo del rector, que se pasa por alto al Consejo Universitario (CU). El CU está integrado por dos alumnos de cada facultad y bachillerato de la UdeC. Previo a las asambleas para elegir a los consejeros de cada plantel, la FEC acude a la escuela a buscar sus posibles candidatos y cooptarlos (eso evidentemente se sale de la ‘ética’ de una elección libre, pero se aprovechan de que no hay una reglamentación al respecto). El día de la elección -aprovechando la apatía de los estudiantes- los únicos que se proponen como candidatos son los que la FEC quiere, por lo que éstos resultan electos. Dado el desinterés de los consejeros electos, la FEC les «da línea», y aprueban a ojos cerrados todas las propuestas del rector en las sesiones del Consejo. Por supuesto, no existe el debate ahí, no existe la discrepancia.

Por otro lado, los medios de comunicación locales suelen «resguardar» a la Universidad de Colima pues no quieren poner en riesgo la «credibilidad» y «honorabilidad» que ésta tiene ante la opinión pública. Por lo tanto, era (y sigue siendo) poco común que los medios tradicionales ‘exhiban’ las irregularidades en la UdeC. Además, el rector está ‘aliado’ con el PRI, lo que crea en la Universidad de Colima un ambiente totalmente partidista y de actuación conforme a los lineamientos de este instituto político. Por supuesto, el presidente de la FEC también está aliado con el PRI. Entonces, tenemos esta ‘perversidad’ de no permitir pensamientos diferentes, y de hacer -como en los viejos tiempos del PRI- lo que el jefe mayor ordene mientras los demás obedecen sin renegar.

Bajo ese contexto decidí iniciar Perriodismo, para expresar mis opiniones y dar a conocer la información de las irregularidades que yo notaba en la Universidad. Así no necesitaría estar sometido a un medio y correr el riesgo de censura. Iniciar este proyecto por internet es una gran ventaja, pues es el medio que más usamos los jóvenes estudiantes, por encima de los periódicos, radio y televisión.

La página inició en octubre 2009, y creo que ha tenido un éxito que yo no me lo imaginaba. Por supuesto, continúo trabajando bajo esta misma idea de exhibir la corrupción de autoridades, no sólo universitarias sino gubernamentales, esperando brindar mayor información a la gente y a partir de ahí poder emprender acciones para exigir transparencia y justicia.


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Amor a las Humanidades

En un brillante artículo publicado recientemente en ABC (http://www.almendron.com/tribuna/las-humanidades-del-siglo-xxi/), Javier Moscoso apuesta por el recurso a las Humanidades como instrumento para revitalizar una sociedad global necesitada de esclarecer el agobiante presente y de trazar estrategias de futuro, de paso que pone sobre aviso acerca de las lacras que soporta hoy esta rama del conocimiento.

Mencionaré sólo una de ellas, particularmente grave en España y en muchos países de Iberoamérica: “la endogamia, el acoso, los grupos de presión, los mafiosos, la falta de criterios escalables, las decisiones arbitrarias y la circunstancia de que las instituciones académicas hayan sido siempre reaccionarias en sus ideas y poco dadas al cambio, más por alimentar intereses corporativos que por defender políticas públicas, deberían sustituirse por una cultura de responsabilidades colectivas, consciente de la posición que la educación superior y la investigación tienen en la articulación democrática del Estado”.

Mi experiencia personal abona ese diagnóstico. Lo ocurrido hace unos meses en la Universidad de Colima, en México (https://ferrermanuel.wordpress.com/2013/04/28/por-que-el-rector-de-la-universidad-de-colima-debe-dimitir/), constituye todo un ejemplo de la desvergüenza con que se despacha la contratación de profesorado en el área de Humanidades de una institución que, paradójicamente, se rige por un Reglamento de Transparencia y Acceso a la Información: sólo el desprecio de esa normativa y la certeza de su impunidad permiten que a estas alturas permanezca impune el ocultamiento de la baremación de los candidatos que concurrieron a la última convocatoria de profesores.


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¿Por qué este blog?

La razón por la que puse en marcha este blog nada tiene que ver con el deseo de autobombo que pierde a tantos vanidosos, obsesionados por el cómputo de sus “seguidores” o por llevar la cuenta exacta de los “me gusta”.

La razón de que exista este blog es muy sencilla: porque Gabriela, mi queridísima amiga, estupenda diseñadora gráfica y compañera de fatigas en muchas y siempre estimulantes aventuras profesionales, me recomendó este recurso como el camino mejor para encontrar trabajo.

Cuando la crisis económica que azota las sociedades europeas –la española muy en particular- obligó a clausurar las actividades del Centro Europeo de Estudios sobre Flujos Migratorios, institución a cuya puesta en marcha contribuí en 2003, y en la que desempeñé mi actividad profesional hasta hace un año, me encontré ante un panorama bonito: sin trabajo, con cincuenta y largos años a cuestas, con una familia a mi cargo… y con un currículum académico del que no debería avergonzarme (puede visualizarse desde este mismo blog), por más que de nada sirva para facilitarme el acceso a un empleo.

Gabriela y yo pensamos que, si conseguíamos que circularan por Internet mis credenciales académicas y mis creaciones literarias, habríamos sorteado la tentación de ocultarse en el agujero que paraliza a tantas personas de mi edad que, sin comerlo ni beberlo, se han encontrado en la calle, apartadas de los circuitos laborales y confinadas en una espera sin esperanza.

Porque no desmayo en el empeño por recuperar mi condición de docente y de investigador, persevero en dar señales de vida; denuncio las irregularidades de convocatorias de Universidades que, camufladas de seriedad y de rigor, constituyen vergonzosos apaños para la colocación de amiguetes, y conservo la esperanza de que un día podré retornar a un aula universitaria y emular el ilusionante “como decíamos ayer” de fray Luis de León.

Si alguno de los lectores de este blog, que ya van siendo muchos, contribuye a acortar la amarga espera, la perseverancia en esta tarea habrá producido frutos. Ojalá este grito lanzado al espacio virtual provoque el eco que se precisa para el anhelado retorno al quehacer académico.


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Violado el Reglamento de Trasparencia y Acceso a la Información de la Universidad de Colima

La Universidad de Colima se dotó hace nueve años de un Reglamento de Trasparencia y Acceso a la Información, que contempla en su artículo 1º, fracción 1ª, el propósito de “normar la trasparencia y acceso a la información de la Universidad de Colima”.

¿Y cómo puede permanecer impune el ocultamiento de la baremación de los candidatos que concurrieron a la última convocatoria de profesores?

Reclamar el cumplimiento de las obligaciones legales contraídas no constituye una acción desestabilizadora, sino coherencia con la propia legislación universitaria.

Por eso, en tanto no se rindan cuentas y se responda de los errores cometidos por las comisiones evaluadoras, los responsables de la Universidad se sitúan al margen de la legalidad vigente y se hacen indignos de permanecer en sus puestos.

http://www.ucol.mx/transparencia/normativa.php


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Itinerarios migratorios

Hoy puede darse por cerrado el ciclo de la emigración colombiana a España. Pero conviene dirigir la mirada hacia atrás, al menos por un momento: no sólo para dejar de hablar de la crisis, siquiera sea durante unos minutos; sino también para ahondar en el conocimiento de las condiciones durísimas que acompañaron el ingreso en nuestro país de muchos ciudadanos de Colombia: en particular las de aquellos que, condicionados por circunstancias casi determinantes, optaron por entrar en España sin documentación en regla.

La historia que sigue, protagonizada por Aurora, fue compartida por muchas otras personas del Eje Cafetero de Colombia que creyeron las mentiras de una red de estafadores que se lucraron a su costa prometiéndoles que, a su llegada a las Islas Canarias, dispondrían enseguida de alojamiento y oferta de trabajo. Ha trascurrido más de una década desde entonces: muchos de los engañados alcanzaron su objetivo, después de muchas penalidades. Otros, menos afortunados, retornaron a su tierra sin poder hacer frente siquiera a las deudas contraídas para cubrir los gastos que comportó su malogrado intento.  Y los responsables del fraude, como veremos enseguida, recibieron un duro correctivo.

A principios del año 2000, Aurora acude a una reunión convocada en un domicilio de la ciudad de Pereira por don Edmundo, y allí se encuentra con muchas otras personas que no dudan en dar crédito a las promesas que aseguraban el éxito inmediato de una aventura migratoria a Canarias (España), sin mayores contratiempos. Años después, cuando llegó el desengaño, don Edmundo murió tiroteado, con toda certeza por algún incauto resentido que, a su regreso a Pereira, no encontró mejor modo de saldar cuentas.

Aurora hipoteca el domicilio familiar, deja a la pequeña Selene, de siete años, al cuidado de su mamá, y en marzo toma un avión hacia Canarias, con visado de turista y con unos pocos cientos de dólares que le prestó una tía suya.

La llegada a Gran Canaria viene acompañada de sobresaltos: el incómodo interrogatorio de la policía; la sospecha de que desapareció un puñado de dólares en el registro de la aduana; la ausencia de Cecilia, la persona que, según el plan de don Edmundo, debía haber acudido a recogerla al aeropuerto.

Una llamada telefónica al teléfono móvil de Cecilia da paso al primer contratiempo: Aurora debe ingeniárselas para llegar por su cuenta al Parque de Santa Catalina, donde por fin encuentra a Cecilia que, sin muchas explicaciones, la conduce a un modesto apartamento en El Cardón, donde habría de compartir cuarto con unas cuantas personas. Cecilia reclama su dinero y, después de un regateo en que Aurora lleva las de perder, se queda con los doscientos dólares que le quedaban después del control de aduana en el aeropuerto. Mientras desvalija a Aurora, Cecilia no deja de refunfuñar: Edmundo me manda gente que no paga lo que debe y yo tengo que hacer milagros para acomodarlos. Incluso, en los meses que siguen, finge conversaciones con don Edmundo a través del móvil en que expresa su enojo por tanto sacrificio para el que era requerida… Nada dirá nunca de la oferta de trabajo ni del futuro inmediato que espera a Aurora: sólo vagas promesas que suenan a mentira.

Apenas transcurrido un rato en el que habría de ser su domicilio durante una temporada, Cecilia comunica a Aurora que debían salir a recoger, en las inmediaciones de la Playa de las Canteras, a casi una decena de recién llegados, también remitidos por don Edmundo. Con esas personas se establecería una estrecha e incómoda convivencia en el apartamento de El Cardón, cuyas reducidas dimensiones obligaban a algunos a dormir sobre el suelo.

Uno de los huéspedes, cuñado de don Edmundo, es un señor de unos sesenta años que no cesa de lamentarse, con lágrimas en los ojos, por la imposibilidad de encontrar trabajo en la construcción. Con el tiempo –y con mucha dificultad para costear el viaje- regresará a Pereira, con una inmensa carga de frustración a sus espaldas.

Aurora, que ayuda a Cecilia en las tareas de la casa, en espera de que le llegue el trabajo que se le había prometido, es testigo privilegiado de las penosas condiciones de vida de los habitantes del inmueble, sometidos a una dieta miserable de comida. Como Aurora conoce el lugar donde Cecilia esconde las llaves del armario donde guarda los alimentos, aprovecha sus ausencias para sisar pequeñas cantidades.

La vida de Aurora apenas cambia con el traslado a un nuevo domicilio, en la calle Salvia, también en El Cardón. Sigue dedicada a las mismas ocupaciones, presa de una creciente angustia, ya que casi todos sus compañeros han encontrado trabajo. Pero un día es sorprendida cerca de la casa en una redada de la policía, en la que también son detenidos once inquilinos del piso que no pudieron exhibir documentación que justifique su estancia en España. Ya en el furgón policial se suceden escenas de desesperación, de llanto y de rabia.

En las dependencias de la Supercomisaría se desarrollarán los interrogatorios que proseguirán hasta las dos de la madrugada del siguiente día. Aurora recobra la tranquilidad cuando le aseguran, como al resto de los detenidos, que no será repatriada: sólo le piden colaboración para recoger pruebas que inculpen a Cecilia, que es el objetivo de esa operación policial. Tres días después, gracias a los testimonios recogidos, Cecilia ingresa en la cárcel, donde permanecerá un tiempo. A su salida se encontrará sin medios económicos e incluso se verá obligada a pedir alojamiento a Aurora que, ante la oposición tajante de su esposo, se lo denegará.

A los cuatro meses de su aterrizaje en Gran Canaria, Aurora encuentra por fin un trabajo, gracias a la información que le facilita una conocida. Contratada como interna, sólo abandonará ese domicilio dos años después: va a contraer matrimonio y quiere contar con un hogar propio. No tardará en nacer Adriana, que pronto disfrutará de los cuidados y de la compañía de su hermana mayor, Selene, que viene desde Pereira a reunirse con su mamá. Asentada una vida familiar estable y feliz, y asegurado un satisfactorio nivel de empleo, a pesar de los estragos de la crisis económica, Aurora puede hoy dirigir la mirada hacia atrás con la serenidad y la íntima alegría de quien ha sorteado con éxito un auténtico campo de minas.

Se trata, pues, de una historia de final feliz. Los buenos –casi todos- ganan, y los malos salen malparados. Se cumple así el dicho popular: Dios escribe derecho con renglones torcidos.


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Las razones de una dimisión obligada

La última entrada del blog, en la que insistí en la necesidad de que el Rector de la Universidad de Colima presente la renuncia y se marche, encontró una opinión discrepante, que reproduzco, por la importancia que doy a todos los puntos de vista nacidos de la buena fe e inspirados por la rectitud: “soy universitaria y con el derecho de opinar le señalo que su objetivo final me causa indignación… Nosotros tenemos valores y otros objetivos distintos a los suyos, por eso la grandeza de nuestra institución de la que orgullosos somos parte”.

A esa persona que, evidentemente, desconoce los pormenores de las irregularidades de que ha estado sembrado el proceso de la última convocatoria de profesores de la Universidad de Colima, quiero dar satisfacción desde aquí.

Tal vez me expresé mal en mi anterior escrito: la dimisión del Rector es un paso más, importantísimo por lo que tiene de ejemplar, hacia la moralización de la vida universitaria, que requiere una poda de los miembros inútiles o enfermos. Y, con todo respeto, el Rector de esa institución universitaria no ha estado a la altura de sus obligaciones.

Pero la última meta es la reforma de la institución universitaria, de modo que discurra por cauces democráticos y se funde en el mérito como exclusivo criterio de promoción. Y no me cabe la menor duda de que en eso coincidimos todos… los que luchamos por mantenernos honrados en medio de tanta corrupción.