Como andaluz debería avergonzarme del bochornoso espectáculo de políticos y sindicalistas que se han enriquecido a costa del erario, mediante estrategias tramposas e inmorales.
El arte para burlar los controles institucionales que han exhibido unos y otros merece, sin embargo, una consideración aparte. Son auténticos especialistas del fraude, la demagogia y la indignidad: un modelo que pueden exportar sin temor a ninguna competencia externa. Son los mejores.
En 2011 y 2012 la Unión General de Trabajadores de Andalucía entregó mensualmente dinero de la caja a sus dirigentes bajo la fórmula de gastos de desplazamiento exentos de tributación. Así, Manuel Pastrana, entonces secretario general, llegó a cobrar hasta 12.400 euros en sólo tres meses.
De este modo, la federación regional de UGT gastó durante 2012 casi 84.000 euros en retribuciones y dietas: sobresueldos disimulados con esa máscara que, el año anterior, ascendieron a 94.000 euros.
Si Pablo Iglesias levantara la cabeza…
MANUEL FERRER 